La mayor arrogancia es jactarse de males, cuyas consecuencias podrían arrojarte a un deterioro inusual. Añoro la sensatez, un punto focal en donde concentrar esos esfuerzos tan íntimos, que te ayudarían a descansar hasta poder dormir. (Como cuando tienes buen sexo)
Pues negar o maldecir, es la síntesis de una historia confusa, que ya no sé cómo contar.
Sanar, es contemplar desde el balcón los astros y el mar, recordar las manos tibias que se deslizan con frenesí, acudiendo a lo inmenso del signo custodio, que todo lo imagina, capcioso e intransigente.
Acomodando su voracidad en la punta de mi lengua con ese beso ultramar, que solo tú, me sabes dar.
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