Granada y lo evidente me han confirmado lo de siempre, tu indiferencia y nefasta afectividad, así que le agradezco a la vida con sus circunstancias, que de raíz voy sepultando esos recuerdos de cuando aún eras un niño, pero te perdiste y no supiste encontrarte, lo peor es que debes de saber:
¡YA NO CUENTAS CONMIGO!