jueves, 14 de julio de 2011

...Puede que la verdadera felicidad esté en la convicción de que se ha perdido irremediablemente la felicidad. Entonces empezamos a movernos por la vida sin esperanzas ni miedos, capaces de gozar por fin todos los pequeños goces, que son los más perdurables.


Del cuento EL ÁRBOL de María Luisa Bombal

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