Hay noches que el dolor me despierta y la angustia recorre vértebras, se expande por la nuca y me preguntó si soportaré, cambio de posiciones, acaricio al gato, lloro y escribo en el celular, como para llevar la mente a otros pensamientos y poder zafar de diagnósticos funestos con respecto al síndrome. Aquí sigo, aún, miro hacia atrás y el dolor físico o psicológico tan presente, reanuda nuevas búsquedas, se apiada de las sombras que me siguen. Algo debo de aprender o encausar. Sigo contenta y expectante ante el escenario de Marzo, no hay batalla que se libre sin morir un poco y luego revivir en lo que se ama.
miércoles, 5 de febrero de 2020
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario